jueves, 3 de diciembre de 2015

La estocada de Antonio Ordoñez (Según Paco Camino)

Antonio Ordoñez contempla como cae el toro después de una de sus grandes estocadas. Pura estampa de grandioso torero.
Decía Paco Camino en Málaga, el pasado 20-N hablando de la forma en la que Antonio Ordoñez ejecutaba la suerte suprema:
"Voy a decir una cosa: Matar bien los toros he visto poco a Rafael Ortega porque la edad mía no coincide con Rafael Ortega.  Yo le vi matar tres toros en Sevilla a Rafael Ortega pero yo era un "chinorri"
Y, luego, el que yo he visto con más arte matar a los toros, se llama Antonio Ordoñez.  
Digan la gente lo que digan, que no se qué, que si el rincón... Ese los mataba con arte. Cuando decía voy a matar al toro, los mataba con una profundidad fuera de lo normal. Y yo pues empecé a verlo como entraba a matar. 
Eso del cuento del rincón... que si esto para arriba, para abajo y ahora matan en el rincón y cortan un rabo. Y antes, caía desprendía así y... ¡Fuera! ¡Fuera!. Era otra cosa la vida. 
Pero le pusieron el sello ese y mira que mataba bien los toros. Y despacio. Y bien mataos. Ademas tenía un cuerpo con buenas hechuras. Y los mataba muy bien  Y las gentes ¡El rincón, el rincón!..."
Ordoñez se perfila en el centro de la cuna (entre los dospitones). La vista fija en el morrillo. Empinado sobre las puntas de los pies. La boca entreabierta en un gesto muy suyo.
Otdoñez arranca para la estocada con el pie izquierdo. La muleta avanza y baja, igual que avanza la mano del estoque. Ordoñez arranca en rectitud.

El siguiente paso lo da el pie derecho pero el torero sigue avanzando en rectitud y la vista sigue fija en el morrillo. Prestancia torera de la estocada de Ordoñez.

El momento del encuentro es el momento de la verdad. El torero fija la vista en el morrillo no ve-no puede ver- los pitones. Ahí está todo el mérito y el riesgo de la estocada. Una suerte donde hay que confiar en la mano izquierda y... en la suerte.

La salida de la cara del toro. Quizás el único punto débil de las estocadas de Ordoñez es que, a veces, se salía de la suerte un momento antes del embroque

Con Antonio Ordoñez pasa algo parecido a lo que ocurre con Joselito el Gallo. Olvidados hoy día por los aficionados en detrimento de otros toreros de menor fuelle, fueron -sin embargo- referentes primeros de la torería de sus respectivas épocas. Todos los toreros de la época de Joselito fueron gallistas. Casi todos los toreros de la época del maestro de Ronda tomaron como referente al rondeño.

Camino era uno de los que sentía verdadera pasión y admiración por Ordoñez (igual que la sentía por Luis Miguel, otro de los grandes olvidados), llegando a alternar con él numerosas tardes, incluidos varios mano a mano, Eran de distinta generación por lo que podemos hablar de maestro y discípulo y de aprendizaje. Un aprendizaje que se desarrollaba como siempre se ha desarrollado el aprendizaje de los toreros: viendo torear a los maestros que son los que tienen algo que enseñar.

Al resaltar las cualidades estoqueadoras de Antonio Ordoñez, Camino pone el dedo en la llaga de otro tema candente: Los sambenitos con los que críticos y aficionados, poco rigurosos y demasiado rigoristas, despachan y etiquetan a los mejores toreros de cada momento.

En el caso de Paco Camino, la "mandanga" que se inventó Cañabate le marcó a lo largo de su carrera profesional. Como le marcó a Antonio Ordoñez otro maldito invento del "Caña", ese "Rincón de Ordoñez"que Camino niega de forma tajante.

Y es que, digan lo que digan, la única mandanga de Paco Camino son sus 19 cogidas. El verdadero ríncón de Ordoñez son sus 20 cornadas.

Mal crítico fue Cañabate y peores los aficionados que se creyeron esas etiquetas, sin enterarse de la capacidad torera que tenía Paco Camino (con o sin "mandanga") y del pedazo de estoqueador que fue Ordoñez (con o sin "rincón").


La estocada de Ordoñez

Y es que, con rincón o sin rincón, Antonio Ordoñez a fuer de grandioso torero (uno de los más grandes de todos los tiempos) fue -muchas tardes- un excepcional estoqueador.

Revisando las grabaciones del NO-DO de sus estocadas sólo soy capaz de ponerles un pequeño reparo. En mi opinión, creo que Ordoñez -algunas veces- se salía de la suerte un momento antes (sólo un momento antes) de culminarla. Quizás por eso, algunas de sus estocadas le quedaban levemente desprendidas. Pero su forma de entrar a matar es, desde luego y sin duda, irreprochable.

Y lo que es más importante, lo realmente importante, su estocada podría no ser perfecta ("nadie es perfecto") pero ejecutaba la suerte suprema con el mismo empaque que le confería a todo su toreo y, además, lo dice el maestro Camino, daba sus estocadas muy, pero que muy despacio.

Lo mejor, como siempre no es contarlo sino verlo.


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